Vista general de Basa de la Mora |
Creo que, en todo este tiempo que llevamos buscando a Pyrene, nunca hemos estado tan cerca de encontrarla. Fue en el Valle de Chistau, entre Saravillo y Plan, allá donde asoma el que serguramente sea el ibón más bonito del Pirineo: el ibón de Basa de la Mora, o ibón de Plan. Sólo hay algo que le puede hacer competencia a esa belleza natural, y es la preciosa leyenda que rige su vida. Porque, no lo olvidéis, Basa de la Mora está encantado, y nosotros damos buena fé de ello.
Los alrededores, bosques de pino |
Sabíamos de la amistad de Pyrene con la princesa mora que regenta este hermoso lugar. Fue idea de Chorche, quien con buen criterio y tras nuestros fracasos reiterados en la búsqueda de nuestra Princesa, propuso acudir al amparo de la dueña de Basa de la Mora, su amiga desde hace siglos.
El ibón de Basa de la Mora se encuentra a casi 2000 metros de altitud. El ibón está escoltado por varias cimas con el nombre común de "Peña" y apellido diferente en función del momento del día "de las Diez", "de las Once" y "del Mediodía". Esta curiosa circunstancia aumenta si cabe más el carácter mágico de este ibón que podría definirse junto a los picos que lo protegen en un auténtico reloj natural.
Basa de la Mora, con la noche en ciernes, y en su esplendor de día |
La leyenda de este hermoso ibón cuenta que, hace muchos siglos una bella princesa mora hastiada de los continuos enfrentamientos entre cristianos y musulmanes en el campo de batalla, huyó siguiendo su corazón a las montañas. Llegó a este ibón, cuya belleza tocó su alma. Y por eso, su alma quedó eternamente unida al mismo. Todas las noches de San Juan, la princesa mora sale de sus aguas bellamente adornada con joyas y regala una danza a todos aquellos limpios de corazón (los únicos que la pueden ver).
Nosotros acudimos a ella en agosto, a sabiendas de que no siendo la noche mágica antedicha, pudiera concedernos audiencia. Y así fue.
La explotación de ganado vacuno. |
Solicitamos su presencia a través de dos jóvenes corzos que nos encontramos por el camino. Envidiamos su agilidad para remontar la montaña. Nosotros tardaríamos alguna hora en alcanzar, allá donde ellos llegan en tan solo unos minutos. Con su compromiso, seguimos subiendo, y llegamos al ibón. Y es...precioso.
La Princesa Mora dueña del estos lares apareció de noche...una tenue tela suave, brillante y plateada en la que se reflejaba la luz de la Luna rodeaba su cuerpo, y el brillo del agua hacía resaltar la cola de su vestido que se perdía por la superficie del ibón. Su pelo negro azabache pendía sobre su espalda. Su tez, morena de la luz nocturna de Selene enmarcaba dos almendrados ojos negros profundos y grandes.
Se deslizó por la superficie calmada de las aguas, muy lentamente elevó su brazo y nos señaló, observando nuestras caras de incredulidad. Una blanca y destellante sonrisa mostró el collar de perlas que guardaban sus labios. Comprendimos entonces que la Princesa Mora y el ibón eran lo mismo...su belleza los delataba.
Preguntamos por su nombre:
- ...¿Fátima?¿Layla?...", me atreví a decir.
Chorche se alzó para poner su apuesta sobre la mesa :
-...¿Noor? ¿Yasmin?...
Y finalmente, Jaime, el más transgresor de los tres, más que preguntar, sentenció:
- ...¡Shakira!...
La Princesa sólo nos respondió con otra sonrisa...paciente, calmada, cariñosa. Y fue entonces cuando habló a través del eco de su voz llevada por el viento:
- Pedisteis audiencia conmigo...aquí estoy. ¿Qué os trae por mis dominios?
Casi cegados por la luz fría de su figura, y con el tartamudeo propio de quien se siente ante una divinidad, me atreví a decir:
- Princesa, llevamos muchos meses buscando a Pyrene. Hemos subido cimas, hemos bajado barrancos, hemos buscado en los pueblos...en las gentes...en las leyendas...Hemos visto sus huellas, su vestido, sus zapatos, su aroma...Pero siempre llegamos tarde...Pensamos que tú podrías ayudarnos. Sabemos de tu gran amistad con ella
Super Luna, en el ibón de Basa de la Mora. Magia en pleno Pirineo |
La Princesa Mora asintió entre coqueta y curiosa, cubriendo su boca con su mano en un gesto de cierta timidez. Nuevamente, el brillo de la Luna se reflejó en su rostro, resaltando todavía más el blanco de su sonrisa y sus ojos.
- Pyrene sabe de vosotros. Sí, es mi gran amiga. Juntas teñimos de blanco en invierno estos valles, despertamos a las flores en primavera, tapizamos de ocre el bosque en otoño, y ofrecemos a los animales la luz del verano.
- Podrías darnos paradero de ella?, preguntó Chorche...
- Claro que sí...Pyrene está mucho más cerca de lo que creéis. Se siente halagada por vuestra búsqueda. Es su deseo que vuestra búsqueda no acabe...es una historia de amor platónico...de aquéllas que nunca acaban...de las que se hacen eternas...
Jaime, que en esto de las lides del amor no conoce aún nada debido a su corta edad, y tal vez preocupado por eso que acababa de oir de que Pyrene no quería que nuestra búsqueda acabase, interrumpió la conversación con tono cortante:
- Oye Shakira, necesitamos saber dónde está Pyrene. Toda búsqueda debe acabar en un sentido u otro...
Chorche y yo corrimos a cerrar la boca a un Jaime exultante, crecido...decidido...perturbador.
La Princesa Mora rió suavemente...el sonido rebotó en una pequeña cascada de agua, cristal y hielo cerca de nosotros. Se le iluminaron esos ojos negros. Lejos de molestarse, se acercó a Jaime, y muy cariñosamente, se sentó a su lado.
- Así que tú eres el pequeño Jaime, eh?
- Así que tú eres la princesa mora eh?
- Eres blanquito de piel y rubito...me gustas
- Tú eres morenita, pero a la vez brillas como la Luna...
Se paró el tiempo en aquel momento. Chorche y yo nos dimos cuenta en ese mismo instante dos almas acababan de encontrarse. El pequeño Jaime y la bella Princesa Mora.
- ¿Por qué no me dices tu nombre Princesa?, increpó infantilmente Jaime.
- Y tú...¿ por qué me llamas Shakira?, respondió la Princesa con un tono cariñosamente burlón.
- Es una cantante que me gusta mucho
- Entonces lo tomaré como un cumplido...
Chorche y yo no nos atrevimos a romper el encanto de un amistad que, con total seguridad, llevará a Jaime a volver a este ibón en el futuro, recordando el día en que con su padre y su hermano, conoció a una de las leyendas del Pirineo.
La princesa cogió la mano de Jaime, y levantándose, nos señaló las cimas que rodean las aguas encantadas del lugar.
- Mirad...Pyrene está despertando
Amanecer en el ibón. Los primeros rayos de sol tocan las peñas |
Los primeros rayos de sol iluminaban en fuego y oro la parte más alta de las peñas que teníamos enfrente.
- Ya ha abierto los ojos...todas las mañanas observa su reino, comenzando por las partes más altas mientras se despereza...
Pyrene estaba al Este de nuestra posición...La calidez de su mirada a través de una luz dorada enmascarada nos fue invadiendo poco a poco. Su belleza, indescriptible para un simple mortal. Durante unos minutos el silencio se adueñó de nuestros corazones. El ambiente onírico parecía más propio del reino de los sueños. Comprendimos, una vez más, la grandeza y la paz que nos guía a los montañeros cada vez que unimos nuestro destino a la vida de las cimas.
Una piña cayó al suelo desde el viejo pino testigo casi inmóvil de los últimos decenios. Una joven, ágil y traviesa ardilla, nos despertó de ese moment. Volvimos a nuestro ser...nos miramos conscientes de que habíamos asistido al despertar de Pyrene, al amanecer más puro aislados en la alta montaña, pero...la Princesa Mora ya no estaba...simplemente, desapareció...
Miramos convulsivamente a nuestros lados, detrás nuestro...nada...
Finalmente, abracé por los hombros a mis dos cachorros, mientras miramos cómo las aguas del ibón abandonaban su quietud para mecer ligeramente la superficie. Era evidente que la Princesa Mora, tras regalarnos su presencia, volvía a sus aposentos.
Los grandes troncos son arrastrados al ibón |
Allí, en la orilla del lago glaciar encantado, juntos los tres corazones montañeros, Chorche acertó a preguntar:
- Papá...¿Lo hemos soñado?
- No lo sé -contesté- pero nuestras ropas están mojadas...no llueve...no entiendo
Sólo mi hijo pequeño fue consciente de lo ocurrido:
- No es lluvia papá...es la bendición de la Princesa- dijo un Jaime convertido por momentos en un joven apuesto y valiente mientras se llevaba su mano a la mejilla, donde dos labios en forma de beso plateado confirmaban que efectivamente...no había sido un sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario