lunes, 26 de noviembre de 2012

EMPEZANDO LA CASA POR EL TEJADO (Segunda parte)




Días atrás os hablaba en un primer post de los tejados (tellaus). Me referí principalmente a los materiales, los tipos de tejas, la inclinación..En el actual  voy a abordar el armazón de los mismos, zona tan esencial como la propia capa exterior visible por sus visitantes y moradores.

El armazón está compuesto por una estructura más o o menos complicada realizada de pilares de madera. La principal pieza se llama tijeras (tixeras), que son los maderos que se cruzan para sostener toda la cubierta.


Sobre las tijeras se cruza la “bizquera” también denominado cernillón (zernillón). Las zapatas son piezas de madera que se situan ya sobre el muro, y que sirven para sujetar otros maderos perpendiculares desde la bizquera hasta el muro y zapatas. Estos maderos se denominan a veces “crepos” o pilastras. Antes de situar los crepos, conviene reforzar éstos con las costaleras, maderos que van en el mismo sentido que la bizquera. Si los crepos son muy largos, se pondrá más de una costalera.


Con esto tendríamos ya la gran estuctura del tejado, pero nos falta el relleno que va por debajo de las losas, y que va a servir para fortalecer el aislamiento y fuerza del tejado. Se coloca sobre los crepos unas tabla para cubrir los huecos, a veces realizadas con maderos más pequeños, palos de buxo, recha, etc . Se denomina “recha” o a veces “tiellos”.



El aislamiento interno finalizara con una capa de ceniza que evitará que se pegue sobre las rechas el denominado “buro” o tasca. En ocasiones, por la longitud de la planta o el peso del tejado, obliga a reforzar la estructura con pilares de piedra


Y esta es en esencia una aproximación a la forma de construir tradicionalmente los tejados de las casas del Pirineo Aragonés. Quiero advertir que este post es simplemente introductorio, porque como podéis ver la complejidad de la construcción de un tejado de la forma tradicional es muy elevada. También quiero advertir que los nombres pueden variar de unas zonas a otras.

Y por último, reflexionemos un poco. ¿Os habéis fijado en los pilares de madera que se emplearon a principios de siglo, o antes, para la construcción de estas casas? ¿Habéis visto su longitud y grosor? ¿Y qué me decís de su peso? Con todo ello quiero incidir en el gran reto que para los aragoneses de hace algún siglo suponía construir una casa: con herramienta limitada y con la necesidad de realizar una buena obra para evitar el tiempo especialmente complicado en estas zonas aragonesas de alta montaña. ¿Os imagináis a los leñadores serrando los árboles y después, ya caídos, cortando las ramas, la corteza, etc? El esfuerzo debió ser impresionante. Lo mismo o más debió ocurrir con el traslado de estos troncos hasta el lugar de destino (la casa en obras), en una orografía complicada, donde la ayuda de las caballerías era e incluso hoy en día puede ser fundamental (a pesar de mi edad, yo he visto cómo se desbrozaba el monte utilizando para trasladar la madera a mulas y machos, ante la imposibilidad de que un vehículo pudiera acceder). ¿Podéis oir las cadenas enganchadas a las mulas tirando de los enormes árboles ya caídos? ¿Y el taconeo profundo de sus herraduras?

Por otro lado, el tejado era en el Aragón del Pirineo mucho más que una mera estructura física. Era mucho más. Era la diferencia entre dos realidades limítrofes: la intimidad de la Casa en su sentido más amplio, frente al peligroso exterior, lleno de amenazas: el frío, la lluvia, el sol...pero también de otros elementos pertenecientes al mundo de lo mágico y lo esotérico (brujas, maleficios...). De ello me ocuparé en otro post.

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