lunes, 24 de marzo de 2014

EL ESCONJURADERO DE ASÍN DE BROTO


De nuevo buscamos a Pyrene en las creencias y tradiciones del Pirineo Aragonés. Y otra vez abordamos un tema en el que la magia de lo pagano y la espiritualidad de lo cristiano se complementa, ofreciendo como resultado lugares, actos y costumbres de gran importancia.

Hablamos del esconjuradero de Asín de Broto. Esta localidad es un bonito núcleo que actualmente pertenece al municipio de Broto, en la Comarca de Sobrarbe. ¿Y un esconjuradero? Bien, pues un esconjuradero es un pequeño inmueble, generalmente de planta cuadrada o rectangular, de construcción muy simple, con grandes ventanales o aberturas que miran hacia los cuatro puntos cardinales. Su función, entre la superstición y la religión, consistía en "esconjurar" es decir, realizar un conjuro o rito por el cual el sacerdote de la parroquia, asomado a las ventanas pedía a la divinidad el cese de una gran tronada o tormenta, una plaga o cualquier otro peligro que pudiera afectar a la población, a sus campos y animales. En definitiva, un aspecto más de la lucha contra los grandes elementos de la naturaleza (el rayo, el pedrisco o granizo, las enfermedades del ganado, etc). Por ello, la estructura del esconjuradero es relativamente simple: varios vanos orientados hacia diferentes direcciones desde los cuales el sacerdote emitía sus plegarias y oraciones. En ocasiones, como en Asín de Broto, una pequeña pila para el agua bendita.


¿Os imagináis al sacerdote en plena pelea con la tormenta? ¿Y los grandes daños que entonces provocaban los elementos de la naturaleza sobre las cosechas y el ganado, afectando con ello al abastecimiento de las propias familias? ¿Y el miedo de los pobladores a esas tormentas, suplicando la actuación de Dios para evitarle esos males?


El esconjuradero de Asín de Broto está junto a la propia Iglesia parroquial. Se alza antes de acceder a la iglesia, como una antesala. Supone uno de los ejemplos más contundentes de la tradición, la creencia y la superstición del Pirineo, en su mezcla con la religiosidad y la religión cristiana. Una huella más de nuestra cultura aragonesa que hoy queda recogida a través de la reconstrucción de este tipo de construcciones que se dan en nuestras montañas.


La mezcla de lo pagano y lo religioso aparece de nuevo aquí. El interior del esconjuradero de Asín de Broto mantiene un halo mágico. Tal vez la luz, tal vez la emoción de pensar que siglos atrás un sacerdote luchaba frente al temporal por salvaguardar a los parroquianos...hacen que todo tome un color especial.


El de Asín, visitable, dispone de un tejado a dos aguas, con una puerta con arco de medio punto de entrada. Las ventanas también en medio punto miran hacia el horizonte en tres direcciones. El interior, con el suelo enlosado con piedra, queda conformado por una bóveda apuntada. Y además de éste de Asín de Broto, podemos encontrar esconjuraderos en San Vicente de Labuerda, El Pueyo de Araguás, Guaso, Mediano, Campol, Almazorre y Burgasé, todos ellos en esta Comarca del Sobrarbe, pero también podemos encontrar alguno más en la Comarca de la Jacetania, en la Hoya de Huesca o en Somontano de Barbastro.

viernes, 21 de marzo de 2014

PARDINA DE ALTASOBRE


Lo que hoy se conoce como Pardina de Altasobre (o de Artasobre) se ubica en el sur del actual término municipal de Jaca, lindando ya con los términos de Las Peñas de Riglos y el de Caldearenas. Aproximadamente se encuentra a medio camino entre los lugares de Ena, Centenero y Osia. La partida denominada actualmente aún como “Altasobre” dispone de una capacidad de algo más de doscientas hectáreas de terreno rústico y uso agrario, con cultivos de labor o labradío secano, pastos, monte bajo y pinar maderable, todo ello según los datos de acceso público de la Dirección General del Catastro del Ministerio de Economía y Hacienda.


Madoz advierte que “…por los vestigios que aún se conservan sobre la cima de un monte…” debió ser una población algo mayor (no mucho más), pero ésta se despobló en tiempo remoto y sin saber las causas. De las referencias encontradas, la Pardina de Altasobre debió existir ya en 1062 . Hablamos pues de una historia próxima al milenio de vida que ha llegado hasta nuestros días. En el siglo XV tenía solo un fuego, pero según los fogajes inmediatamente posteriores se despobló. En 1785 aparece ya despoblada (ver fecha dintel). En 1900 parecía tener otros 4 habitantes. Se encuentra en el recorrido de una importante cabañera que parte de Santa Cilia de Jaca, y pasa también por pardinas de Paternoy, Bergosal, Lagé. Todo ello delata la estructura socioeconómica de ésta y del resto de las pardinas del entorno: una vida ligada a la explotación ganadera, con todo lo que ello supone en los diferentes ámbitos referidos a su propia subsistencia autárquica, las relaciones familiares y colectivas, así como en el propio sustrato cultural.

En pleno siglo XXI, la Pardina de Altasobre se nos presenta como un bello conjunto de edificaciones concentradas, que todavía guarda un buen  número de ejemplos de detalles arquitectónicos populares.  En los mapas aparece como “Casa Altasobre”, y esporádicamente como “Casa pardina Altasobre”. No parece que hoy en día la pardina esté habitada de forma continua, pero sí es utilizada para labores agrícolas y ganaderas (especialmente las primeras). Al este y al sur de la Casa de Altasobre, está la partida de Altasobre, dividida por la carretera entre el paco y la solana, aunque actualmente las diversas tierras han sufrido diversas modificaciones en su titularidad derivadas del paso del tiempo.


Son varios los edificios que se agrupan en el núcleo, destacando entre todos ellos uno claramente destinado a vivienda. Parece el edificio principal. Consta de un bonito tejado de loseta de piedra, a cuatro aguas y con una bella falsa que asoma tímidamente. Bajo ella, dos pisos, con ventanas adinteladas y puerta enmarcada. Tanto este último marco como el de los vanos están pintados de blanco. En la fachada principal se observan algunos vestigios de haber sido blanqueada. Alero de madera, y esquinas con las mejores piedras

La puerta cuenta con una inscripción en la que consta la fecha de su construcción (1790), aunque según los censos se encontraba para dicha fecha abandonada (tal vez siempre fue lugar de residencia intermitente). Encima de la fecha, una cruz inscrita en el dintel de la puerta protege a la Casa buscando la bendición.


Un banco de piedra junto a la entrada serviría en su día para diversas funciones, desde auxiliar a la descarga de caballerías y vehículos, hasta prestar un buen lugar para tomar el fresco el verano y los rayos de sol en invierno. Las fuertes paredes de piedra recorren los laterales de la casa, fundiendo edificio tras edificio a través de uniones de las mismas, y permitiendo de vez en cuando asomar algunas ventanas adinteladas, alguna de las cuales todavía guarda su pintura blanca. 



Junto al resto de edificaciones dedicados exclusivamente a funciones ganaderas o agrícolas, la vista general tiene forma de  “u”. Dos grandes arcos de medio punto conforman las entradas a la zona donde se guarda desde hace mucho siglos el ganado. Otro edificio con tejado a dos aguas es la otro lateral de dicha “u”, dedicado también al almacenamiento de grano y otros elemento así como para la maquinaria. 



La belleza de esta pardina radica en buena parte en la unión de las diversas techumbres de los diferentes edificios. Todo forma un cuerpo único, sinuoso, con curvas, alzas, bajas, etc de losa de piedra. Refleja diversos momentos del devenir histórico del edificio de Altasobre: ampliaciones, respuesta a necesidades de sus moradores, momentos de mayor esplendor económico…

lunes, 17 de marzo de 2014

EL CRUCERO DE SARDAS


Los cruceros en el Pirineo aragonés, al igual que en otras zonas especialmente del norte de la península, se disponían en aquellos lugares donde dos o más caminos se entrecruzaban. De ahí, obviamente, su nombre. No sólo mantenían una utilidad señalética, sino que buscaban también la bendición y protección divinas para todo aquel que transitaba por estos itinerarios.

En Sardas, localidad que hoy pertenece al municipio de Sabiñánigo en la Comarca del Alto Gállego, existe uno realmente bonito. Está construido totalmente en piedra con esa tosquedad propias de la historia y el arte antiguos de nuestras montañas. El crucero marca la encrucijada del camino entre Lárrede y Osán.



Se alza sobre una base de forma cilíndrica de piedra, y se eleva a través de un fuste de base circular. La cruz que corona este Bien de Interés Cultural expone por un lado un Cristo, y una Virgen por el otro. Casi me atrevería a decir que esta Virgen es la del Pilar (aunque esto es cosecha propia y no lo puedo confirmar de manera certera), ya que la imagen aparece sobre lo que parece una pequeña columna, y la cercana iglesia de Sardas está dedicada también a ella.



No es el único crucero de esta amplia zona. Todavía quedan en pie algunos (supongo que otros se habrán perdido) como en Sabiñánigo Alto (Museo de Artes del Serrablo), Puente de Sabiñánigo, Orna de Gállego, Fablo, Borrés, etc.

A pesar de la evidente simbología cristiana, hay quien identifica también a los cruceros con lugares especialmente mágicos o de poder. Según esta creencia, esta tradición se cristianizó con el tiempo, y en el fondo subsistiría todo un simbolismo: la encrucijada de caminos con la encrucijada de una importante toma de decisiones.

viernes, 7 de marzo de 2014

LA PARDINA SASAL


La Pardina Sasal se encuentra cerca del río Estarrún, en las proximidades de Lastiesas Bajas. Aún hoy puede apreciar la majestuosidad de esta pardina que permanece en pie a pesar del avance de la ruina debida al abandono y las inclemencias del tiempo. No obstante, todavía puede observarse con claridad la estructura de las edificaciones (unas destinadas a uso ganadero y agrícola, y otras destinadas a vivienda de la familia).



Actualmente, como decía antes, la Pardina Sasal está abandonada, pero según las fuentes que he consultado, en los años cincuenta del siglo XX todavía una familia regentaba la explotación. Posteriormente, la impresionante chimenea troncocónica que remata el edificio principal quedó sóla en compañía de los recuerdos de otros tiempos. Pero, además, la Pardina Sasal tuvo tiempos anteriores mejores, en los que fue el cobijo y lugar de trabajo y vivienda de otras muchas personas. Así por lo menos se deduce de los datos que ofrece Lezaún, que resumo a continuación: En 1489 tenía 6 fuegos, en   1495 disponía sólo de 1,  igual que en 1718; en  1776 alcanzó los 6 fuegos.




Todo parece indicar que llegó a constar de 8 casas habitadas (más una deshabitada) e incluso una iglesia o parroquia . Si estos datos son correctos, se sugiere como conclusión que mantuvo una población de forma continuada a lo largo de varios siglos cuyo número osciló aproximadamente entre 5 ó  6 personas y 35 ó 40.
Sus habitantes se dedicaron a un duro trabajo agrícola y ganadero. La explotación del monte contiguo por parte de la pardina se evidencia incluso en el propio nombre del mismo (“Monte de la Pardina”), circunstancia que encontraremos en otros ejemplos. Por lo tanto, es de suponer que cultivarían algunas extensiones tal vez de cereal, dispondrían de sus propias huertas y, sobre todo, mantendrían una buena actividad ganadera de ovino y vacuno, además de los propios animales que utilizarían para trabajar (equino, mular y bovino). Esta tipo de actividad mantenida siglo tras siglo, explica en buena parte la estructura que todavía hoy podemos encontrar entre las ruinas.
 
Llegar a la Pardina Sasal no es complicado. Aun hoy existe un camino sin asfaltar que nos lleva desde la propia carretera junto al río hasta esta impresionante edificación. Antes de alcanzarla, podremos darnos cuenta de que antaño estos parajes fueron objeto de explotación agraria, a pesar de que el bosque y el pino de repoblación nos puedan ocultar algunas pistas.

Tras superar una cerrada curva hacia el norte, comenzaremos a apreciar cierta estabilización del terreno. Seguramente en su día fuera una era, o tal vez un lugar para reunir el ganado. Continuaremos el camino y tras una pequeña subida del terreno, aparecerá ante nosotros los muros de mampuestos  con refuerzos de sillar en las esquinas  y la puerta de entrada a la Pardina Sasal, un conjunto totalmente aislado en el monte.

La primera imagen que obtenemos de esta pardina es la fachada del enorme edificio destinado a vivienda, con tejado a dos aguas y rematada en su parte superior por un vano circular a través del cual aún puede observarse algún resto de la antigua puerta de madera que la cerraba para la protección frente a los envites del tiempo de esta parte de la casa. Un vano magníficamente moldeado a través de la maestra colocación de piedras que en su día seguramente sería una de las vías de luz y aireación de esta zona abuhardillada. Junto a ello, podremos visualizar ya la bella chimenea típicamente aragonesa que se levanta en la parte posterior. Pero, debemos acercarnos más para poder contemplar toda la construcción que aún queda


Actualmente los edificios de la pardina se encuentran vallados debido al peligro existente de desprendimiento y ruina. No obstante los elementos son claramente visibles desde el exterior. Llama la atención la antigua puerta de acceso al conjunto inmobiliario, a través de una gran puerta de madera, con dos hojas, con la suficiente altura y anchura como para facilitar el paso del ganado en su día así como de posible maquinaria de trabajo. La puerta se encuentra protegida por un pequeño tejadillo. 

Se alcanza la entrada a la pardina a través de un gran portalón que cierra el recinto de los inmuebles. Una vez nos encontramos aquí podemos observar algunos elementos más del edificio rematado por el vano circular. En primer lugar, parece que nos encontramos ante un edificio de tres alturas. Seguramente guardará la misma estructura funcional que otras muchas edificaciones tradicionales o casas de la zona: la planta baja destinada a patio y lugar para guardar aperos y tal vez alguna bodega (los animales estarían destinados a otros edificios), la segunda planta destinada más claramente a vivienda y una tercera abuhardillada dedicada a granero o almacén. No obstante, la dimensión del edificio estoy seguro que admitiría varias salas en cada planta con usos repetidos de otras plantas.


Si la planta abuhardillada se distingue claramente por el vano circular (y otros laterales), la segunda planta se descubre por la ubicación de otra ventana (esta vez rectangular). También guarda esta ventana los restos de sus dos marcos de ventana. En cambio, las ventanas de la planta inferior son significativamente menores en tamaño y están protegidas por barras de hierro, lo cual parecería indicar que el uso de las salas aquí comprendidas no es el de vivienda sino de tipo auxiliar (seguramente almacén o similar).
En el frente de este lado y anexo a esta portada encontramos una pequeña construcción auxiliar, destinada en su día con total seguridad a las funciones agrarias y ganaderas. La techumbre, de losa, al igual que el tejado de la vivienda.



El lado norte parece componerse de varios edificios contiguos. El cuerpo más sobresaliente se corresponde precisamente con el rematado por la preciosa chaminera troncocónico, lugar con total seguridad de encuentros, cuentos y leyendas. Rematada por un aún visible espantabrujas, sus dimensiones son considerables. Está construida en tosca y destaca también la galería de pilares que sujeta su tejadillo.



El lado de la pardina orientado al norte se subdivide en varios cuerpos, ya que todo este lateral está compuesto realmente de varios edificios continuados. De hecho, la anchura y la altura de todos ellos es diferente. El cuerpo central es el que está rematado por la chaminera. En él se aprecian varios vanos de diferente tamaño distribuidas en dos filas (una por planta) con dinteles superiores de madera (en el lado sur son de piedra). Son de pequeño tamaño, seguramente a causa de la inclemencia del clima,  y con restos todavía de sus puertas y marcos de madera policromada insertos en los muros de mampostería. También se puede apreciar en alguno de los edificios continuados, lo que queda del alero de piedra. Actualmente los muros ofrecen una imagen de piedra desnuda, aunque son evidentes en algunas zonas los restos de encalamiento en algunas zonas. La puerta de acceso a este edificio residencial se encuentra también en la zona interior, y sus dimensiones son las apropiadas para una vivienda de campo.


El último de los edificios de este frente norte se encuentra totalmente en ruinas y derruido. La entrada al mismo se encuentra en la zona interior del complejo (realmente son dos puertas a diferente altura),y se distinguen dos plantas para tales usos. La cara sur de este edificio ofrece una gran ventana rectangular cuyo tamaño seguramente vendría determinado por las necesidades agrícolas de depósito de heno, etc, que mantiene igualmente un dintel de madera.


Existe un edificio más, que cierra por el sur y que también tiene un destino claramente agrícola o ganadero. Actualmente se encuentra en ruina y su techumbre ha caído dejando al descubierto la estructura de madera. Gran puerta de madera y sobre ella otro gran vano rectangular, apto para las funciones descritas